Después de varias rondas de negociación, el gobierno brasileño anunciará en los próximos días un nuevo régimen impositivo para las las multinacionales brasileñas radicadas en el exterior, según lo confirmó el ministro de Hacienda, Guido Mantega.
Las medidas están “prácticamente definidas”, pero aún falta concretarse una nueva ronda de negociación bajo la conducción directa de Mantega.
Con las nuevas normas se prevé que haya un régimen de impuesto mínimo de 22% del Impuesto a las Ganancias de Personas Jurídicas (IRPJ) y la contribución social sobre el beneficio neto (CSL) de beneficios en el extranjero.
Además del cambio de las normas fiscales, el paquete del gobierno debe incluir la renegociación de una deuda estimada en 70 mil millones de reales en multas por los impuestos IRPJ y CSL .
Probablemente haya un descuento de multas e intereses en esa deuda y plazos de hasta cinco años. “Si tuviesen que pagar hoy, habría impacto en las inversiones aquí”, evalúa el economista Julio Serna, que tiene participación en las discusiones privadas.
El tema es incómodo para las empresas locales que se mantienen controladas e inscritas fuera de Brasil. En abril de este año el Supremo Tribunal Federal (STF) decidió que el cobro sobre ganancias en el exterior no se aplicaría a las empresas inscriptas en países sin un régimen tributario favorecido. Pero admitió el cobro de impuestos en Brasil de empresas controladas localizadas en “paraísos fiscales”.
El paquete de medidas debe incluir algún tipo de concesión a la llamada consolidación vertical de los resultados en el extranjero. Esto permitiría una especie de compensación cruzada entre filiales y subsidiarias del mismo grupo y podrían deducir la base para el cálculo de las pérdidas generadas afuera. Es la principal reivindicación de las empresas. El tema se abordará entre Mantega y ejecutivos de las empresas en la próxima ronda de negociaciones.
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