La primera línea de la CGT oficial que comanda el metalúrgico Antonio Caló aguarda con expectativa el resultado de la primarias abiertas del domingo. Es que la definición electoral será un dato clave para el ritmo que la central sindical impondrá a su idea de avanzar en la reunificación con la CGT opositora, que lidera Hugo Moyano, y otros sectores gremiales enfrentados a la Casa Rosada, un proceso que prevé concretar tras los comicios de octubre.
En la entidad que lidera Caló están convencidos de la necesidad de unificar posiciones entre todos los espacios sindicales para fortalecer su poder de presión sobre el Gobierno, y estiman que una derrota o un resultado electoral poco satisfactorio para el kirchnerismo el próximo domingo acelerará ese proceso.
En medio de esas especulaciones, dirigentes de la conducción cegetista ya prevén iniciar desde la próxima semana una ronda de contactos informales con referentes cercanos al moyanismo con el propósito de comenzar a conversar los términos de una posible unidad, señala el matutino El Cronista. La intención es ir preparando el terreno, avanzar con el diálogo. Es compartido el análisis de desunidos perdemos fuerza, confió un gremialista cercano a Caló en referencia al objetivo de esas charlas.
El puntapié del acercamiento lo darán aquellos dirigentes de las dos centrales que mantienen buen diálogo a pesar de la división cegetista. Son los casos de los independientes Gerardo Martínez (Uocra) y Andrés Rodríguez (Upcn) y del dirigente de Sadop Horacio Ghilini, por el lado de la CGT de Caló, y Juan Carlos Schmid (dragado), en representación del moyanismo.
A ellos planean sumarse también los referentes de los gordos (grandes gremios), quienes se adjudican haber sido los primeros en promocionar la estrategia de unidad en medio de los cortocircuitos generados dentro de la central oficial por la postulación de uno de los dirigentes de ese sector, el gremialista de Sanidad Héctor Daer, en la lista de candidatos de Sergio Massa. No cabe duda de que es la única salida que tenemos ante el desafío de reconstruir el poder sindical. Pero hay que esperar la definir del proceso electoral, que va a poner en caja a todo el mundo, razonó uno de los referentes de los gordos.
Gremios oficialistas como opositores comparten la opinión de que con el proceso de fragmentación sindical de los últimos años perdieron todos. Pese a su alineamiento total con la Casa Rosada, la central de Caló estuvo lejos de obtener respuestas a sus principales reclamos, situación que ahondó el malestar interno y en las últimas semanas activó el distanciamiento de gremios clave del transporte, como los casos de la UTA (colectiveros) y La Fraternidad (maquinistas). Incluso, los jefes de ambos sindicatos, Roberto Fernández y Omar Maturano, ya planean sumarse a un nuevo paro del moyanismo.
Pero el camionero tampoco consiguió hacerse fuerte desde su perfil combativo. Su alianza con la CTA disidente de Pablo Micheli anduvo a los tumbos y hasta su definición político-electoral terminó dividiendo a su propia tropa.
En ese marco, desde ambas veredas consideran que la reunificación se impone como una necesidad para gestionar la relación con el Gobierno durante los próximos dos años. No es que vamos a confrontar de la noche a la mañana. Habrá algunos que aprieten y otros que negocien, advierten en la central oficial.
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